Espacio para el silencio
Me gustan los días de verano, de primavera, bueno en realidad, cualquier día que asoma con dibujos de nubes, o soleado, parece que el "in crescendo" de la intensidad de la luz, anima a ir poniéndose las pilas y son presagio de maravillosos inicios, como el de ese sol lanzando sus rayos de vitalidad, a diestro y siniestro.
Si es muy temprano como hoy, el tema tiene doble premio: parece que la ciudad duerme y que todo se desarrolla con calma, sí, es que hay menos ruido, lo que es lo mismo: más silencio.
No se mezclan tanto los sonidos y así se perciben con más nitidez: el bebé que llora, (por aquello de que el no llora, no mama..), los pajarillos, murmullos de niños alegres que van al colegio, un buenos días entre vecinos del barrio, todo empieza...con lo cual, es susceptible de tener un mejor final, un buen final.
Y en estos momentos, cuando ese medio-silencio ocupa su espacio, nuestra mente se presenta en calma, serena para ...elegir, elegir las prioridades de ese día, las metas, las llamadas, las citas a las que acudiremos.
Y si nos paramos, pues eso, unos pocos minutos, seremos capaces con el silencio que deja que se alce, inmensa y poderosa, nuestra voz interior, de escucharla y frenar inercias de otros días similares, "resacas" del día anterior, y de nuevo, elegir cómo viviré ese día, que para muchos puede ser solo otro día más en tu vida, o en la suya, pero es ese ejemplar único, irrepetible que nos permitirá seguir avanzando.
Por eso quería escribirles sobre el silencio.
No le teman.
Déjenle un espacio.
Aunque a veces nos devuelva ecos de verdades que no queramos ver; es en ese espacio de aparente silencio, donde vive nuestro más querido amigo, nuestro "yo", amigo inseparable, compañía permanente.
En medio del silencio se alza, inmensa, la dignidad humana, nuestra alma y nuestro poder, a salvo dentro de la también nuestra, amiga fragilidad.
Les dejo una foto -cortesía de la casa- de esos amaneceres que parecen que traen de la mano, un poco de ese silencio que nos permite hacer lo que tantos intentan evitar...: que pensemos.
Cristina Ordóñez
Junio 2012
