Un día de compras apresuradas dentro de una gran superficie,
entre el pan y unas lechugas, se “coló”
una novela ligerita solo por su peso, ya que tiene, con prólogo y todo, unas
cuarenta páginas: lo escribe StéphaneHessel, se llama ¡Indignaos!, ¿les
suena? Fue el origen conceptual del movimiento 15M.
Sí, confieso que hasta hoy no lo había leído completo. He empezado a subrayarlo, es inútil: todo es sustancial.
Me emociona que una persona de 93 años, ya en la primera
página, nos transmita que se siente afortunado por “poder aprovechar esa última
etapa de su vida, para recordar”… a veces las más sencillas posibilidades y las
capacidades más básicas, son todo un lujo
y un placer.
Emociona y crea profunda admiración en mí, que esta persona que
ha vivido y sufrido tanto, en vez de disfrutar de lo conseguido y sentarse a
saborearlo, tenga aún esas energías para
luchar: “nuestra cólera respecto a la injusticia, sigue intacta”; y ya en su
primera página, hable de unos principios
y unos valores que “son hoy más necesarios que nunca”, refiriéndose a unos
principios que nos hagan estar orgullosos de nuestra sociedad.
Dice varias veces en su escrito, no solo ¡Indignaos!, sino
¡Buscad y encontraréis!…cada uno, cada generación, sus propios motivos para
todo, también para la indignación versus compromiso.
Ahora a “toro pasado”, nos parece muy obvio por lo que se
luchaba en la Revolución Francesa, pero en ese momento, sin la perspectiva necesaria, era ir
contra-corriente, asumiendo enormes riesgos. Hay que seguir siendo positiva y serenamente,
rebeldes, críticos y a la vez, constructivos.
La juventud que conformará la próxima clase dirigente del
siglo XXI, tiene casi la obligación de ser más crítica con el orden establecido
(a la vez que juega con sus video-consolas, que lo cortés no quita lo valiente,
y todo tiene su buena medida).
Pero yo les lanzo, otro imperativo diferente…¡Escuchad! y sacad vuestras propias
conclusiones. No os dejéis seducir por los criterios de la mayoría, ni siquiera
de vuestra familia, ni de vuestros amigos o compañeros de trabajo.
¡Pensad para construir vuestras propias respuestas a tantas
preguntas¡ Sois nuestro futuro y el futuro de vuestros hijos. Prestad atención a
lo que solo se percibe con un acto de la voluntad como lo es el ESCUCHAR, que
oir se hace sin querer…
Estamos en la era de las redes sociales, de la información y
de la llamada globalización (que para mi, no experta, se resume en que es
difícil traer algo original de un viaje, y en que los mercados internacionales,
son cada vez más grandes y sobre todo, más peligrosos… más en menos manos), y
¿nos permitimos el lujo de ser indiferentes?
Malas noticias… ya no podemos quejarnos de que no hay
información; ya sabemos que ante la manipulación mediática, no se cumple el
refrán de “No news, good news”, por esa y otras razones, repite Hessel: ¡Buscad
y encontraréis!
Que sí, que hay muchos motivos para comprometerse y muchas
formas de hacerlo. No podemos ser eternos Peter Pan, hay que crecer. Como decía
un sabio oriental, “Si tiene remedio, de qué te quejas y si no lo tiene, de qué
te quejas”. Antes de quejarnos, hagamos, intentemos, escuchemos, pensemos…
Así que empecemos por nosotros mismos, seamos mejores, aprendamos
de los cambios y seamos pacíficamente rebeldes, así suscitaremos, apoyos,
comprensiones, complicidades…alianzas para “poner de moda” el luchar por crear
riqueza con honestidad, para cuantos más, mejor.
Basta del “todo vale” porque no se practique ninguna religión (recordemos
aquellas palabras llenas de contenido “ética”, “moral”, “bondad”, “esfuerzo”,
“capacidad personal”)
Valoremos todo aquello que tenemos y hemos conseguido, y
demos ejemplo de coherencia, de responsabilidad y de saber asumir ciertos
riesgos.
Reivindiquemos el derecho a equivocarnos tanto como a estar acertados: “El que nunca se equivocó, nunca probó algo nuevo”